Un viaje de locos II

Quedaban unas 3 semanas para comenzar nuestro viaje y seguíamos adelante con todos los preparativos; diseñando la ruta, los posibles sitios donde parar… pero, esas pruebas que dicen que evalúan nuestros conocimientos (algo que dudo y seguiré dudando siempre) y un repentino ataque de ansiedad hacían que Lydia no pudiese acompañarnos a realizar nuestro Tour particular.

Jumi y sobre todo yo dudábamos seguir adelante, pero todo estaba casi preparado y finalmente creímos que cumplir aquel sueño también serviría para darle las gracias a todas aquellas personas que pusieron la ilusión en hacerlo y por distintos motivos no pudieron.

Estación de ferrocarril de Granada, era de noche, si no recuerdo mal alrededor de las 21:00 horas estábamos en la estación. Nervios, ilusión, incredulidad y muchas ganas. Nuestro equipaje: una tienda campaña de 20€, comprada hacía unas semanas y sin estrenar (aún dudo que soporte otra acampada en alta montaña); 2 sacos de dormir, uno para cada uno y sus respectivos aislantes; 1 linterna; varias latas, de atún, de patés; algo de embutido; un poco de pan; 2 cuchillos; varias toallas; cámaras de fotos; un portátil, me empeñé en llevarlo para descargar las fotos; un cuaderno y bolígrafos, así podría anotar cosillas importantes; las cosas de aseo; un mapa y lo más importante, la guía del Tour de Francia. Todo estaba listo.

Ups, se me olvidaba, en un viaje si llevas como acompañante a Jumi hay algo de lo que no tienes que preocuparte… ¡¡papel higiénico y agua!! seguro que eso esta en su mochila.

Por fin estábamos dentro del tren, cada uno en su camarote, camerino, habitación…¡¡¡caja de cerillas!!! así lo bautizó aquel señor que no nos dejó pegar ojo en toda la noche. Entre gritos, quejas y peleas con el revisor mantuvo en vilo a todo el tren por la ridiculez de espacios en los que teníamos que dormir.

Nuestro primer punto clave en el viaje era LLeida, donde llegaríamos después de un breve trasbordo en la Plana de Picamoixons, una estación en medio de ninguna parte en la línea Tarragona-Lleida y que solo agravó el vacío de nuestros estómagos (había que guardar las provisiones de comidas para días más alejados de las ciudades).

Era la primera vez que visitaba Lleida, de hecho era la primera vez que estaba por Cataluña y todo mi afán era demostrar a Jumi y demostrarme a mí mismo que todo lo que se habla sobre las personas de allí se basa, sobre todo, en tópicos. Primera lección que debíamos aprender sobre educación: es importante conocer y experimentar el contexto antes de establecer juicios que puedan convertirse en prejuicios, como diría mi profesora de antropología es necesario realizar primero un proceso de abstracción para poder llegar a nuestra meta (¿tú que dices Tere?).

Nuestro primer destino en Lleida fue una panadería, donde no pudimos resistirnos a probar las deliciosas Cocas, una de vidrio y otra de pan. Primera conversación con una catalana y ¡¡oh!! si son tan amables como en cualquier otra parte de España: nos indicó donde estaba la estación de autobuses y que efectivamente de allí salían autocares en dirección a Vielha, además nos recomendó algunos lugares de los que tomamos nota (alguno de ellos lo visitamos posteriormente).

Compramos nuestros billetes por apenas 9,80€, y ya que teníamos tiempo nos decidimos a tomar unas fotos, conocer un poco la ciudad y tomar algo en un bar nacionalista catalán, que por qué lo sabíamos, porque cuando nos sentamos a pedir nos dimos cuenta de las banderas, fotos de dirigentes, insignias de CIU etc. que decoraban el bar. Tras un agradable saludo en catalán nos atendieron con la misma amabilidad que la panadera y al darse cuenta que no entendíamos catalán nos hablaron en español sin problemas (vamos eliminando prejuicios).

En Lleida no duramos mucho más, esa misma tarde salía nuestro autobús no sin que antes nos hiciera un registro la policía secreta (y yo con carnet caducado). El viaje a Vielha se hizo largo, no sé si por el tipo de carretera o por los nervios que no me dejaron dormir y me mantenían haciendo fotos de cada lugar por el que pasábamos.

12 de julio 8 de la tarde. Vielha estaba llena de turistas llegados para ver la subida del Tour a Pla de Beret el día siguiente. Aún no teníamos donde dormir, así que comenzamos a preguntar hasta encontrar una pequeña fonda con vistas magníficas, calefacción, aseo y una señora mayor muy simpática, donde por 20€ pudimos ducharnos, cenar y descansar para cumplir nuestro primer objetivo del viaje: ver en vivo y en directo el final de etapa del Tour de Francia en Pla de Beret.

Estábamos en los Pirineos, teníamos un objetivo, pero aún quedaban 10 días, 3031 Km por recorrer y dos etapas más a las que llegar a tiempo. Lo mejor estaba por llegar.

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3 respuestas a Un viaje de locos II

  1. conchi dijo:

    cada vez que te escucho leo sobre este viaje me parece más increíble.

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    • mdaphe dijo:

      Aún creo que a quienes lo hicimos nos parece increible… y más aún si pensamos en la suerte que tuvimos en muchos momentos. Pero eso sí, cada día estoy más convencido de que toda persona debe hacer un viaje así en la vida, en su juventud para comprender lo importante que es apreciar lo que se tiene 😉

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  2. Pingback: Los alpes nos esperan | Aventuras pedagógicas a dos ruedas

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